martes, 7 de marzo de 2017

Morrones muertos

Agua contaminada.


Productores de Canelones fueron afectados por regar con agua del arroyo Tabárez  que, presumen, fue contaminado con herbicidas.
Campesinos de La Armonía, Sauce, Canelones, contaminados con Herbicidas.

Mucho tiempo después el Señor José Lutzenberger recordó el incidente que lo transformó en un ardiente e implacable defensor de los ecosistemas. Ocurrió mientras visitaba un huerto de manzanas de 100 hectáreas  que había sido rociado " repetidamente " por su dueño Francés con pesticidas y herbicidas comprados al Sr Lutzenberger, " Le pregunté si no tenia miedo, y él respondió  con total y absoluta  franqueza que no estaba preocupado y no le importaba, porque no era él quien iba a comer las manzanas " , dijo Lutzenberger " Para mí, quién había sido el que vendió el veneno, fue un shock tan grande que dejé mi trabajo y regresé a Brasil "

Herbicidas Sistémicos: Se aplican sobre la planta, se absorbe y al ser trasladado a otras zonas de la planta a través del tejido vegetal constituido por los vasos o conductos que transportan la savia elaborada. Puede afectar a zonas de ella sobre las que el producto no hizo contacto al tratarla. (p. ej., Glifosato).

El Sr:  José Lutzenberger nació en Rio Grande do Sul,  estado más austral de Brasil, y fue entrenado como Ingeniero agrónomo y químico en Brasil y en la Universidad Estatal de Luisiana. Durante más de 15 años trabajo  para las compañías del sector, principalmente para la Alemana BASF, viajando por varios países como técnico y ejecutivo de la empresa. Al final de los años 1960 empezó  a desilusionarse con las políticas dañinas y destructivas para el medio ambiente  y en 1970 dejó su trabajo vendiendo los mismos  productos  que posteriormente  castigaría  para dedicarse a la causa  de la ecología. En aquella época, el campesino tradicional se interesaba en un esquema autárquico (autosuficiente y que no necesitaba de los demás )  es decir, producía sus propios insumos para la producción, manejo y distribución de alimentos. Producía sus propios abonos, con el estiércol de sus animales y con los abonos verdes.

Yo estudié agronomía  de 1940 a 1945, en ese entonces todos nuestros trabajos, toda nuestra investigación era ecológica, pero no utilizábamos ese palabra. Después de 1945 la industria " impuso " el progreso , " impuso " sus ideas y sus productos en las universidades, en la extensión agrícola y se transformo en una " religión "

En un polémico artículo que publicó en  Londres y luego en una entrevista efectuada en Brasil sobre, " La responsabilidad ética de los técnicos "   José Lutzenberger dijo : " Si no hubiéramos contado con la intervención  de los ingenieros agrónomos, de las escuelas de agronomía, de los institutos de investigación, tendríamos hoy en el mundo bellísimas culturas campesinas, altamente productivas, ecológicamente sanas  y de gran justicia social eterna. Fueron los agrónomos que se entregaron a la industria y destruyeron lo que había de bello en la naturaleza "


Hay que pensar en detener un poco la marcha, en poner algunos límites racionales e incluso en volver atrás antes que sea demasiado tarde. Tenemos que convencernos de que desacelerar un determinado ritmo de producción puede dar lugar a otro modo de progreso y desarrollo. Estamos convencidos de que si educamos día a día en esta línea de pensamiento a las generaciones futuras de ingenieros agrónomos, podemos y debemos cambiar  la cantidad de residuos, venenos tóxicos, especialmente herbicidas y pesticidas que reciben nuestros suelos y acuíferos. Camada de malos hábitos y desidia de algunos dirigentes políticos, Ing agrónomos y productores agrícolas. Esto también forma parte de la degradación de un país. Estas actitudes deben cambiar rápidamente .



>>> Un momento crucial: ¿Canelones, “QUO VADIS?

El 18 de noviembre del pasado año 2016, nuestra Comisión entregó al
Intendente Yamandú Orsi un petitorio calificado, respaldado por la significativa cifra de
12.500 firmas, en el que se solicita que mediante Directriz Departamental (Ley 18308) se
prohíba la Plantación de Soja Transgénica en nuestro territorio canario. La gestión estuvo
acompañada por una importante movilización ciudadana (caravana, acto y cierre musical).
Fue esta una cabal demostración de que nuestro movimiento social, formado por los más
diversos sectores del campo, las ciudades y la costa canaria, actuando por fuera de
cualquier tipo de estructura institucional o político-partidaria, ha sabido interpretar un
clamor que va extendiéndose a lo largo y ancho del departamento: ¡Basta de
contaminaciones y depredaciones (ambientales, sanitarias, productivas) provocadas por
el AGRO NEGOCIO de gran escala; particularmente por las plantaciones crecientes de
Soja Transgénica.
Precisamente el pasado 19 de enero, de este año 2017, en el Paraje “La Armonía” cercano
a la ciudad de Sauce, estalló un nuevo drama que incluso hasta la prensa nacional se hizo
eco: 7 productores familiares del lugar perdieron todos sus cultivos por contaminación de
las aguas que utilizaban para riego (arroyo Valenzuela) debido a un poderoso herbicida
aplicado en el maíz transgénico por un operador agropecuario argentino instalado en la
zona.
En este contexto es que la Comisión ha decidido apelar a la AMPLIACIÓN DE
FUNDAMENTOS del petitorio entregado al Intendente, incorporando nuevos testimonios
de damnificados y profundizando las razones científicas que nos impulsan a reclamar una
decidida resolución de las autoridades gubernamentales.
Lo relevante es que en esta oportunidad nos acompañarán y firmarán la AMPLIACIÓN
destacadas figuras del mundo académico como son la Dra M. Burger, grado 5 catedrática y
ex directora del Instituto de Toxicología; el Dr. E. Lust, grado 4 y catedrático de Derecho
Constitucional; el Dr. C. Martinez Debat de la Facultad de Ciencias y otras personalidades
más.
Invitamos entonces a la prensa local y nacional para que también nos acompañe y difunda
esta trascendente actividad.
MIÉRCOLES 15 DE MARZO - 14 HORAS
PZA. DE CANELONES - EDIFICIO DE LA INTENDENCIA
COMISIÓN “POR UN CANELONES LIBRE DE SOJA TRANSGENICA Y EN DEFENSA DEL AGUA”
Voceros : Sofía Taranto 098 337 581, Álvaro Jaume 22966688, Gonzalo Chiappe 099 072 407, Diego
Jaume 22941254.
Conexion c/Com.: Dra. E. Suárez 099 166 746 - comcanelones2016@gmail.com




>>> Está todo quemado
Enero 2017// La Armonía es una zona rural ubicada en el departamento de Canelones, a la altura del kilómetro 42 de la ruta 33. La calma se terminó el jueves 19, cuando un productor vio que sus plantas se estaban secando y el ingeniero agrónomo que lo asesora le confirmó que se estaban quemando, porque había un herbicida en el agua con que las regaba. Son al menos siete los productores que perdieron toda su producción, y el problema continuará en los próximos meses. Ayer hicieron una reunión a la que asistieron 50 personas, autoridades de organismos nacionales, departamentales y municipales, así como productores. Están esperando los resultados de las muestras que tomaron, y con ellos verán qué caminos seguir. El caso muestra la difícil coexistencia de modelos productivos en el departamento.

Eduardo Casanova fue el productor que detectó el problema. En su predio de cuatro hectáreas y media tiene ocho invernáculos: cuatro de tomates y cuatro de morrones. Contó a la diaria que hacía un mes que había trasplantado los tomates y dos semanas que los había encañado, para que tomaran altura. Todo venía bien, pero la semana pasada vio que la hoja se empezaba a enrular y estaba cada vez más amarilla. Llamó a su ingeniero agrónomo de confianza, que fue quien le dijo que lo que ocurría era que la producción se estaba quemando, por efecto de un herbicida que estaba en el agua que llegaba al invernáculo mediante el sistema de riego, por goteo. Casanova vio que les ocurría lo mismo a las plantas que tenía en los otros invernáculos, en los que tenía tomates que estaba cosechando, y en los de morrones. Fue a la casa del vecino y le pasaba lo mismo. “Empezamos a recorrer junto a las aguas del arroyo y estaba todo quemado, y el agua estaba negra, toda con herbicida”.

Viernes 27 • Enero • 2017

Productores de Canelones fueron afectados por regar con agua del arroyo que, presumen, fue contaminado con herbicidas 

 

 

La Armonía es una zona rural ubicada en el departamento de Canelones, a la altura del kilómetro 42 de la ruta 33. La calma se terminó el jueves 19, cuando un productor vio que sus plantas se estaban secando y el ingeniero agrónomo que lo asesora le confirmó que se estaban quemando, porque había un herbicida en el agua con que las regaba. Son al menos siete los productores que perdieron toda su producción, y el problema continuará en los próximos meses. Ayer hicieron una reunión a la que asistieron 50 personas, autoridades de organismos nacionales, departamentales y municipales, así como productores. Están esperando los resultados de las muestras que tomaron, y con ellos verán qué caminos seguir. El caso muestra la difícil coexistencia de modelos productivos en el departamento.
Eduardo Casanova fue el productor que detectó el problema. En su predio de cuatro hectáreas y media tiene ocho invernáculos: cuatro de tomates y cuatro de morrones. Contó a la diaria que hacía un mes que había trasplantado los tomates y dos semanas que los había encañado, para que tomaran altura. Todo venía bien, pero la semana pasada vio que la hoja se empezaba a enrular y estaba cada vez más amarilla. Llamó a su ingeniero agrónomo de confianza, que fue quien le dijo que lo que ocurría era que la producción se estaba quemando, por efecto de un herbicida que estaba en el agua que llegaba al invernáculo mediante el sistema de riego, por goteo. Casanova vio que les ocurría lo mismo a las plantas que tenía en los otros invernáculos, en los que tenía tomates que estaba cosechando, y en los de morrones. Fue a la casa del vecino y le pasaba lo mismo. “Empezamos a recorrer junto a las aguas del arroyo y estaba todo quemado, y el agua estaba negra, toda con herbicida”.
El agrónomo al que consultó Casanova se llama Sebastián Peluffo y explicó a la diaria que el principio activo que sospechan que se aplicó fue imazetapir, un herbicida aplicado en soja y maíz. En la zona hay un predio de un productor argentino, con una extensión de al menos 200 hectáreas, que tiene plantado maíz y el verano pasado sembró soja. Peluffo detalló que los productores vieron cómo sus plantas se retorcían en la parte superior, y que eso ocurre con productos que “son inhibidores de la síntesis de nueva proteína en la planta”. El ingeniero calculó que “lo más probable es que sea ese herbicida, porque el síntoma en las malezas de los campos aplicados coincide con cómo se están muriendo las plantas en los invernáculos; incluso las malezas, los pastitos que crecen entre las plantas en los invernáculos, tienen los mismos síntomas, o sea que la causa-efecto es totalmente asociada”. Peluffo también sostuvo que en el arroyo observaron “que las malezas y las plantas acuáticas -camalotes, población vegetal de la ribera- tenían los mismos síntomas que las plantas de los invernáculos” y que “hacia arriba, a donde arrancan campos de soja y de maíz, donde recientemente se habían dado esos herbicidas, fuimos y vimos que se estaban muriendo los yuyos”.
“Este año perdí toda la producción, cuatro invernáculos de morrón y cuatro de tomate, y tengo que esperar 90 días para volver a plantar y ya tenés el invierno arriba y no podés plantar nada”, dijo Casanova. El productor tiene plantines de tomate para trasplantar el 15 de febrero, pero no lo podrá hacer, y si tuviera lugar donde plantarlos, no tendría agua para regarlos. “Estamos atados de pies y manos”, lamentó. El agrónomo informó que el plazo que mencionó Casanova es así porque el imazetapir tiene una persistencia muy alta. Citó un artículo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, de Argentina, que sugiere que para plantar un segundo cultivo que no sea maíz o soja -modificados genéticamente para resistir el herbicida- en un área que haya sido fumigada con ese principio activo, tienen que pasar de 200 a 400 días. Peluffo indicó que es un producto que se usa en dosis muy bajas: “Con un sobrecito de 70 gramos podés matar todas las malezas de una hectárea, es decir, de 10.000 metros cuadrados. Son herbicidas bastante potentes y con pequeñas cantidades (por ejemplo, lavando una máquina y tirando el agua al arroyo) podés afectar mucha superficie”.
Cuatro agrónomos asesores de los productores denunciaron la situación el jueves 19 en la Intendencia de Canelones (IC), que el viernes hizo una inspección. Matías Carámbula, director de la Agencia de Desarrollo Rural de la IC, explicó a la diaria el caso. Dijo que el viernes concurrieron con integrantes de Gestión Ambiental de la IC, con funcionarios de la Dirección General de Servicios Agrícolas (DGSA) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca -que es la responsable de hacer los análisis de agua y suelo-, y de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama). Concurrió la Dinama no sólo por la afectación del medioambiente en esa zona puntual, sino por la afectación de la cuenca del río Santa Lucía, puesto que el arroyo Tabárez, que fue el contaminado, es afluente del arroyo Canelón Chico, que desemboca en el río Santa Lucía, pocos kilómetros antes de la planta potabilizadora de Aguas Corrientes. Carámbula informó que las tres instituciones tomaron muestras y que están considerando si le darán intervención al Ministerio de Salud, puesto que puede estar contaminada el agua de los pozos, que es la que consumen los habitantes del lugar.
Carámbula contó que ayer hubo una reunión a la que asistieron más de 50 personas, y que corroboraron que el problema “es más grande de lo que se pensaba”, puesto que hay siete productores afectados directamente, y otros tantos de manera indirecta. Casanova comentó que esos otros fueron afectados porque el vivero de la zona también usa agua del arroyo, y se quemaron plantines de varios productores familiares.
Con 35 años de edad, Casanova produce junto a su esposa, de 34, y tienen un bebé; hace cuatro años se mudaron al lugar. Antes plantaba en otra zona, y van armando esta quinta de a poco; venden su producción al Mercado Modelo, y ni él ni su esposa saben qué van a hacer. “Casi seguro que tenemos un año perdido por culpa de la gente que planta granos, que no les interesa; aparte son extranjeros”, acusó. Dijo que el año pasado le pasó algo similar, pero que no denunció porque pensó que la afectación era por exceso hídrico.
En la reunión de ayer participaron las autoridades de la IC, el director de Servicios Agrícolas, Federico Montes, referentes de la Dirección General de la Granja, de la Comisión Nacional de Fomento Rural, el alcalde y algunos concejales del municipio de Sauce y ediles departamentales que integran la Comisión de Desarrollo Rural.
Pasos a seguir
Carámbula informó que la IC está asesorando a los productores y enumeró que si los resultados de las muestras tomadas confirman las hipótesis, se están planteando tres itinerarios a seguir. El primero es iniciar una acción civil por los daños que sufrieron los productores, y remarcó que se trata de “productores familiares que quedaron muertos, sin producción y sin plata, sin nada”. En segundo lugar, mencionó que si se confirma la afectación del agua, la IC no descarta iniciar una acción penal. El tercero tiene que ver, concretamente, con las políticas departamentales. Anunció que este año elaborarán una propuesta de plan de ordenamiento del territorio rural de Canelones. Adelantó que “vamos a tener que resolver si decimos que ciertas cosas en Canelones no se pueden hacer”, porque la afectación de productores familiares y del agua “nos permite ir cuestionando cada vez más el modelo del agronegocio en Canelones. Todos los días aparece algún caso que hace cada vez más inviable la coexistencia entre agronegocio y producción familiar”.

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