jueves, 14 de enero de 2016

Ley de derribo

Pena de muerte sin juicio previo




Gobierno uruguayo prepara ley de derribo de aviones que amenacen seguridad

Montevideo, 13 ene (EFE).- El Ministerio de Defensa de Uruguay enviará al Parlamento un proyecto de ley para permitir el derribo de aeronaves que transiten de manera irregular el espacio aéreo uruguayo y que pongan en riesgo la seguridad nacional, informaron hoy medios locales.

URUGUAY DEFENSA | 14 de Enero de 2016

Montevideo, 13 ene (EFE).- El Ministerio de Defensa de Uruguay enviará al Parlamento un proyecto de ley para permitir el derribo de aeronaves que transiten de manera irregular el espacio aéreo uruguayo y que pongan en riesgo la seguridad nacional, informaron hoy medios locales.
El ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro, dijo en declaraciones al diario uruguayo La República que la ley, que ya está redactada y bajo análisis del equipo legal de la cartera, viene a rellenar un "vacío legal", por lo que será sometida a consideración del Parlamento.
Fernández Huidobro señaló que el uso de la fuerza para derribar aeronaves está previsto en el Código Aeronáutico Uruguayo como "autodefensa" ante agresiones externas, pero no para actuar en otros casos que representen una amenaza a la seguridad nacional, como el contrabando o el narcotráfico.
El derribo de aeronaves que se desplacen de manera irregular volvió al tapete en la región con el anuncio del Gobierno de Perú este martes de la entrada en vigor de un protocolo de interceptación de aviones sospechosos de cometer delitos como el narcotráfico.
Otros países ya han adoptado normas para regular este asunto, como es el caso de Brasil, que en 1986 aprobó y en 2004 reglamentó la "Ley del Derribo", concebida como una herramienta en la lucha contra el narcotráfico.
Esta ley establece que la Fuerza Aérea, antes de atacar a un avión debe ser autorizada por el presidente de la República, como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas.
En tanto, el Parlamento de Bolivia legisló en 2014 y aprobó una ley de Seguridad y Defensa del Espacio Aéreo que prevé la interceptación de las aeronaves que surquen sin permiso el espacio aéreo del país del altiplano.






>>> El alto vuelo de Fernández Huidobro
Javier Zeballos Madera·Miércoles, 13 de enero de 2016
La noticia publicada hoy en el diario La República afirma que "Defensa enviará al Parlamento una ley de derribo". Huidobro pretende una supuesta ley que regule la acción de derribar una aeronave que no acata las órdenes y que revista un importante peligro.
Es muy probable que la justificación del aun Ministro de Defensa suene plausible para muchos que ignoran la realidad de la aviación militar uruguaya. Como reacción al escenario de atentados (¿autoatentados?) del setiembre de 2001, expresa una lentitud militar y política vergonzosa.
Pero eso no es nada si no fuera porque su supuesta eficacia será casi nula, y su verdadera intencionalidad no es otra que aumentar el presupuesto militar para comprar algunos aviones caza, usados, que siquiera permitan alcanzar la velocidad de crucero de un simple avión comercial. Porque hoy no podemos, aunque es algo que sucede desde hace muchas décadas.
La Fuerza Aérea Uruguaya mantiene la tutela de la aviación civil desde que la capturó como botín con la dictadura. Ningún gobierno colorado ni blanco tocó ese legado ilegal y, sobre todo, ineficiente. Los gobiernos del Frente Amplio tampoco. Mujica y Huidobro (y peones como Semproni) han sido los principales defensores se ese mismo status quo, pero bien haría el FA, como fuerza política, en desnudar las concepciones que algunos pocos han impuesto en su Comisión de Defensa.
UNA LEY INAPLICABLE
La FAU tiene aviones caza totalmente obsoletos que jamás podrán derribar a ninguna aeronave realmente peligrosa a menos que se trate de la avioneta Puritas.
Los aviones caza con que contamos son los A-37 Dragon Fly, como el que ilustra la nota en cuestión en el matutino mencionado. Esos aviones fueron donados al Uruguay en plena dictadura militar gracias a la "buena voluntad" de EE.UU.
Cuando esa generosa "donación" norteamericana llegó, ya eran viejos. Fueron fabricados en 1962 por la empresa Cessna, y utilizados en la guerra de Viet-nam. En realidad eran aviones de instrucción, pero cuando los yankis comenzaron a ser vencidos por los vietnamitas, los artillaron con una metralleta en la nariz y unas bombitas bajo las alas. La metralla no la usaban para combatir aire-aire sino para ametrallar gente desde arriba. Esa fue la realidad en Viet-nan y para eso la regalaron a los golpistas militares uruguayos.
Con el tiempo, y la inoperancia militar, esos A-37 fueron siendo canibalizados por una Fuerza Aérea Uruguaya que fundió a la aviación civil con su pésima administración y corrupción, y que casi no tiene combustible para volar ni las horas reglamentarias de sus pilotos.
Una pregunta violadora para que conteste el Ministro es ¿Cuántos A-37 están realmente operativos? Y un dato fulminante: ¿Cuál es la máxima velocidad que son capaces de alcanzar en vuelo actualmente?
La velocidad máxima para un A-37 nuevo (en 1962) era de 780 km por hora, imagínense la actual en manos de nuestra Fuerza Aérea.
Para tener una idea de comparación, un avión comercial de línea vuela normalmente a 900 kms por hora. Cualquier avión caza, no de los modernos, sino de los más viejos que aun tienen, por ejemplo, los países de nuestro continente, superan ampliamente a estas chatarras volantes. Ni hablar los que rompen la barrera del sonido.
Con la pequeñez de nuestro espacio aéreo, para cuando sea evidente una alarma que indique que un avión comercial, como justifica Huidobro, vaya directo a impactar en la refinería de La Teja, por nombrar un objetivo que nos dejaría sin la posibilidad de refinar y distribuir combustibles, la capacidad de derribo de un A-37, cuya base está en Durazno, es ínfima.
Hay que recordar que en uno de los días más tristes para la aviación militar uruguaya, en febrero de 2004, murieron los dos mejores pilotos de la FAU, el comandante Tomé y el capitán aviador Varela, por capricho del comandante saliente y del comandante entrante, que en un día con pronóstico de tormenta, obligaron al escuadrón de la Base de Santa Bernardina, en Durazno, a realizar el protocolar paseo por el cielo montevideano en el momento de cambio de mando, para su gloria militar.
Esos aviones literalmente se llovían, les entraba agua, como lo había ya denunciado el propio comandante de la Base Aérea, uno de los dos pilotos que murieron al estrellarse en sus aviones durante el desesperado intento de regreso a Durazno tratando de escapar de la tormenta.
Terminaron volando a ciegas, sin instrumentos, porque el agua de la lluvia había anulado el funcionamiento eléctrico. La demanda judicial que años después se interpuso, demolió con su implacable fundamento técnico, las mentiras de la FAU y del Ministerio de Defensa del gobierno de Jorge Batlle. La Justicia falló en su favor y el Ministerio de Defensa, ya bajo la gestión del primer gobierno frenteamplista, abonó una compensación familiar.
Esos mismos avioncitos son los que tan solo podrán perseguir con éxito a la avioneta Puritas. Por eso esta iniciativa, que podría llenar un vacío legal, en realidad es casi nula en la práctica.
Pero su verdadera intención es ser la punta de lanza para una vieja aspiración de los militares del aire que pasan sus horas en tierra, sin volar, como burócratas de escritorio para seguir captando recursos de la aviación civil que utilizan para engrosar sus presupuestos.
La próxima movida de Huidobro será presupuestar los aviones con velocidad suficiente para interceptar algo, que les permita seguir jugando sus juegos de guerra inexistente. Mucho más cuando sus mejores tareas suelen ser, muy de vez en cuando y por la infraestructura que detentan, limpiar la basura acumulada o servir en algunas emergencias para las que, ya es hora, deberíamos pensar en cuerpos civiles bien equipados y adiestrados, sin ninguna función militar ni, mucho menos, sus represivas doctrinas.
Tal vez todo esto no sea más que una nueva y "loca carrera armamentista a escala propia" en la mente del Ministro de Defensa en alternancia con Ministerio del Interior que quiere despegar su "Policía Aérea", no sea cosa que Fernández Huidobro quede rezagado y poco funcional al corporativismo militar que representa y lo mantiene.
La nota en la República














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