lunes, 25 de abril de 2011

En nombre de quien?


Homenaje al Gral Aguerrondo

Uruguay, 25 de abril de 2011
Militares revelan texto de un pacto inconcluso con el MLN
El escrito fue redactado en 1998 por ex guerrilleros e integrantes de la logia Tenientes de Artigas; indica que las víctimas de la dictadura fueron la consecuencia de “una guerra”
Militares dieron a conocer un texto que fue redactado en 1998 entre dirigentes tupamaros e integrantes de la logia Tenientes de Artigas en procura de sellar el tema de los derechos humanos. El documento salió a la luz luego de que el oficialismo decidiera anular la ley de Caducidad.

El texto al que accedió el diario El Observador indica que los desaparecidos fueron consecuencia de “una guerra” que existió en el país y por la cual piden a toda la sociedad que asuman su parte de responsabilidad en ella. El pacto no llegó a concretarse pero sentó las bases filosóficas sobre las cuales ambos grupos entendían debía labrarse un acuerdo para cerrar definitivamente las heridas del pasado.

Los tupamaros mantuvieron los contactos con militares al margen de sus compañeros frenteamplistas, así como los Tenientes tampoco pidieron autorización a sus superiores, razón por la cual varios oficiales fueron considerados “traidores” por dialogar con el enemigo. Varias de las reuniones realizadas entre ambos grupos, se celebraron en la chacra del hoy presidente José Mujica.

Según indica el matutino, el ex presidente Jorge Batlle tomó conocimiento de esta iniciativa durante el cumpleaños de uno de los Tenientes que era su amigo. Fue entonces cuando el ex mandatario mantuvo grandes desavenencias con los militares y el acuerdo quedó trunco. Posteriormente Batlle conformó la denominada Comisión para la Paz.

El documento salió a luz pública luego de que varios oficiales retirados resolvieran darlo a conocer luego de que el oficialismo decidiera anular la ley de Caducidad. En el texto sus autores no procuran desentenderse de la responsabilidad que les cabe por los hechos del pasado, pero sostienen que no fueron los únicos protagonistas de aquellos episodios violentos.

(Observa)


Uruguay, 25 de abril de 2011
DOCUMENTO
Texto íntegro del documento
Las bases del pacto al que el MLN y militares habían llegado en 1998

DOCUMENTO
Texto íntegro del documento
Las bases del pacto al que el MLN y militares habían llegado en 1998


Definiciones sobre la “guerra” que hubo en Uruguay en las décadas de 1960 y 1970, el reconocimiento formal de que los “desaparecidos” están muertos y las razones que llevaron a su desaparición, y las responsabilidades compartidas por la violencia que vivió el país en el pasado, son algunos de los conceptos que se manejan en un documento de cinco carillas que dirigentes tupamaros y militares integrantes de la logia Tenientes de Artigas redactaron en 1998, como forma de dejar atrás las heridas del pasado. El documento, que publica hoy El Observador, fue divulgado por militares que están molestos con la aprobación de la ley de Caducidad, decisión política del oficialismo que, sostienen estos oficiales, se da de bruces con el espíritu de aquel pacto que no llegó a cerrarse por una serie de circunstancias políticas del momento. A continuación de transcribe íntegro el texto de este documento que se mantuvo en reserva por más de una década:

“Los abajo firmantes queremos dar a conocimiento público lo siguiente:

Desde hace ya un tiempo hemos venido realizando contactos de carácter reservado con miembros de la FF.AA. en actividad y en retiro, a quienes conocimos en oportunidad de los enfrentamientos armados, con el propósito de conocer el destino de los Desaparecidos. En dicha misión han participado un importante número de personas pertenecientes a ambas partes y se ha procurado no hacer caudal partidista o personal del tratamiento de este delicadísimo tema.

Quienes suscribimos esta declaración estamos en condiciones de asegurar que oficiales de las tres fuerzas y de distintas jerarquías, a quienes conocemos desde hace muchos años y de quienes sabemos su condición de combatientes, nos aseguraron que los siguientes compañeros están muertos.

Luego de varias y muy duras discusiones, también hemos convenido dar a conocer algunos conceptos a los que hemos arribado de consuno, aunque guardando igualmente serias discrepancias en torno al análisis del pasado.
Lo hacemos con el anhelo de colaborar en la mejor comprensión de estas difíciles páginas de la historia de los orientales; con intención pacificadora y espíritu reconciliatorio.
Observamos que una gran mayoría de los actores políticos y sociales que se muestran interesados en resolver el hecho de los desaparecidos, parecen abroquelados en alguna de estas dos siguientes posiciones simplificadoras: unos en el maniqueísmo de que “los muertos buenos son los nuestros y mal muertos están; los de ellos son malos muertos y bien muertos están”, y otros por el contrario han impulsado, o se han sumado, a la llamada “doctrina de los dos demonios” y muy sueltos de cuerpo declaran: “esos muertos y no son nuestros, ni los unos ni los otros; de ustedes de ambos bandos son los muertos y ahora debéis expiar culpa los unos y los otros, hasta el fin de los tiempos, porque nosotros somos inocentes, nosotros no tenemos nada que ver y repudiamos lo que ustedes han hecho”.
No ponemos en duda de que en ambas posturas hay personas honestas, y es a ellas a quienes están preferentemente dirigidas estas líneas, pero lo que rechazamos y denunciamos es el deliberado uso político que se está haciendo de estas posiciones.

Los muertos, todos ellos, murieron por sus ideales, y tienen razón los familiares de los desaparecidos cuando dicen que no son sólo un asunto de ellos, sino de toda la comunidad.

Por esto queremos descubrir a las falsas izquierdas y falsas derechas que están buscando medrar con el encono eterno, y a los falsos intelectuales y falsos humanistas que haciéndole el juego al gran poder y a la élite política gobernante, asustan a la gente con los dos demonios. Vacíos y limpios de toda culpa, los zorros que gobiernan llaman al pueblo a mantener enhiesto un nuevo tótem – mito – símbolo, alrededor del cual reunir la nueva república: los Desaparecidos; trágico saldo de un enfrentamiento que hubo entre “tupas y milicos”, chivos expiatorios cuya sangre debe ofrendarse a los dioses de la democracia.

Una democracia sana no debe, ni puede, sostenerse tomando de rehenes a los desaparecidos, sino con la paz y el orden que sobrevienen a la verdad y a la justicia en que vive la comunidad.

Es en orden a buscar juntos esa verdad y esa justicia, que les pedimos a todos los orientales que nos escuchen en estas reflexiones.
Comencemos por preguntarnos por qué causa fundamental hubo desapariciones de personas. Hubo desapariciones porque aquí hubo una guerra.

Hubo una guerra que partió al mundo en dos y que se le llamó “guerra fría” a nivel planetario, aunque nunca fue declarada pero que aquí se llamó “Interna” y si se llegó a decretar y declarar formalmente. Y fue una guerra que abrió una grieta profundísima que atravesó la nación entera, a todas sus instituciones y su gente, y dejó a cada lado dos trincheras ideológicas, porque la ideología fue la causa eficiente de la guerra: básicamente un enfrentamiento entre el liberalismo y el marxismo, las dos ideologías “modernas” y predominantes en este siglo.

De cualquier manera no se trata aquí de abundar acerca de cuales otras concepciones del hombre y la sociedad se alinearon a cada lado, o cuales de los antagonistas podrían alegar con más razones. Causa Justa para combatir , porque lo que nos ocupa aquí, que es el hecho de las desapariciones, no ocurre, al menos en apariencia inicial por la “jus ad bellum”, sino por el grado de justicia que hubo en desarrollo de guerra misma; la “jus in bello”.

No obstante, es importante ir pensando desde ahora y no perderlo de vista, para analizar más adelante las responsabilidades, si alguien con interés, y con derecho legitimado en el conocimiento, a expresarse sobre los hechos de la guerra, pudo y puede sustraerse de tal manera a un enfrentamiento tan existencial y por ende tan abarcante que, o cayó dentro de la grieta abierta, o quedó entre dos fuegos y entonces sí puede manifestar con razón haber sido inocente y nunca haber siquiera consentido la defensa de ninguna parte. Es muy necesario para juzgar los hechos de una guerra, comprender cuál es su naturaleza.

Muchas veces oímos decir que uno u otro bando atentó contra los derechos humanos o cometió tales o cuales horrores, sin detenerse a considerar que es la guerra en sí misma el peor de los horrores y la violación de los derechos humanos por antonomasia, por eso es que se deban considerar todos los extremos de la Causa Justa para llevarla adelante: última razón, autoridad legítima, posibilidad de éxito.

En la guerra no participan monstruos u hombres desquiciados, sino hombres y mujeres normales, muchos en grado heroico, combatientes o de apoyo, de un lado y del otro, insertos todos en el ambiente propio de la guerra.

Según Clausewits, un pensador clásico y universalmente indiscutido acerca de la naturaleza de la guerra, esta siempre tiene un fin político y es llevada adelante por una decisión política como un instrumento más de su obrar, el cual debe ser el último, precisamente por la violencia que supone.
Es bien claro en nuestro caso la causa y el fin político de la guerra, en que el combate militar fue parte del combate político y en el que ambos bandos excluían la participación de la ideología antagónica en el proyecto propio del destino.

Aquí entre nosotros estuvo en juego la existencia del Ser nacional, entre dos cosmovisiones excluyentes, era una o la otra.

La existencia del Ser es la “legitimidad absoluta”, según Clausewitz, y por ende excluyente de la legitimidad del otro. Dice Smith, sosteniéndose en Heidegger, que al reducir la cuestión política a la categoría de lo existencial, ya no se trata de un enfrentamiento entre dos valores legítimos y en disputa, sino que lo absoluto de lo existencial lleva a que el enemigo sea considerado un “sin valor absoluto”.

El asunto es que esta conclusión tiene total ligazón con la lógica de la guerra y con los medios que en ella se empleen y de lo cual es evidente que no puede sustraerse la política, porque ella determina la sustancialidad de la misma.

La guerra en que está en juego el Ser es entonces un acto de fuerza política, que se retroalimenta con la acción recíproca de los contendientes, y que puede llevar al extremo de que no existan límites al empleo de la fuerza para asegurar la existencia del Ser. Dicho en otras palabras: lo que terminan ordenando los comandantes militares como necesario para vencer al enemigo y asegurar la victoria, no tiene una lógica propia, autónoma de la guerra como fenómeno aislado, sino que está íntimamente ligado a la causa y fin político que le dan, en este caso, legitimidad absoluta.

Con estas nociones que acabamos de exponer y teniéndolas in mente, podemos entrar a considerar ahora cuáles son los principales de la “jus in bello” (ética Tomista), que están en juego en el hecho de las desapariciones de personas.

Debería ser el principio de la proporcionalidad, el que en la toma de decisiones éticas en la guerra, resolviera la tensión existente entre la finalidad de la misma y los medios a emplear.

Sin dejar de considerar el “sin valor absoluto” del enemigo, ya expuesto, de cualquier manera parece evidente que en nuestra guerra el extremo que se debió considerar, es que los medios que llegaran a emplearse, no fueran a invalidar o destruir los valores que el propio fin de la guerra buscaba preservar para el Ser nacional y a la vez que pudiera alcanzarse una paz duradera. Muy difícil dilema, cuya correcta o incorrecta resolución por parte de los combatientes, pueden juzgar, con la sola condición de ser honestos, todos los orientales.

Lamentamos profundamente los muertos y los desaparecidos, los de ambos lados, todos cayeron defendiendo sus ideales, en el error o en el acierto, eso no importa ahora y mucho menos cuando ninguna parte puede alegar total certeza en sus verdades políticas.

Lo que más importa es que ahora ya todos sin distinción, integran con sus cuerpos ese humus espiritual de la tierra, el más fértil y que hace que un país se convierta en Patria para todos los orientales.

No obstante, sin perder de vista el carácter existencial de lo que estaba en juego, y si se compara esta última guerra, de hace ya 25 largos años, con las anteriores de nuestra propia historia, con las contemporáneas y de igual causa ocurridas en los demás países americanos, (algunas aún en curso!), y con todas las de la historia universal; y si también se considera que se llenó una cárcel que fue permanentemente visitada por comisiones internacionales de derechos humanos y que se respetó también la vida de los dirigentes, esta guerra no parece que debiera pasar a la historia como drásticamente cruel.

Nadie puede afirmar que hubiera habido un plan de exterminio o que los desaparecidos hayan sido asesinados con fría premeditación, sino que lo fueron en circunstancias muy diversas y no buscando intencionalmente su muerte.

Respecto al destino de sus restos mortales, estará en el fuero personal de quienes en el futuro aprecien que el tema se haya despolitizado y evalúen posible acercarse a algún familiar que ofrezca garantías de no manipularlo como bandera política, dar alguna respuesta si estuviera en sus posibilidades, este por lo menos es el deseo de quienes participamos de este escrito.

Otro principio de la debida justicia en la guerra que a veces se invoca, es el que en la teoría se denomina “discriminación” y pide que se extremen las medidas para diferenciar entre las personas involucradas en la guerra y las no involucradas. Se alega que algunos desaparecidos no eran combatientes porque no portaban armas y que eran simples militantes políticos, intelectuales o escritores, etc.

Se preguntan los moralistas si un niño que lleva munición al frente debe ser considerado un combatiente. Sin duda lo es y debe a su vez ponderarse la extrema necesidad para atacarlo y con que medios, y aún así el dilema ético es difícil de resolver.

Este punto nos lleva nuevamente a considerar la naturaleza ideológica de la guerra y qué criterio utilizar para diferenciar quiénes están involucrados y quiénes no.

Hay situaciones que parecen claras en este caso, como que se puede hacer más daño al enemigo con una pluma que con un arma, o que quien oculta información acerca de quienes van a usar un arma contra los propios está tan involucrado como estos.

Pero esta línea de razonamiento nos vuelve a nuestras reflexiones iniciales; ¿quiénes pueden haberse sustraído de tal manera de no estar posicionado en alguna de las dos facciones?

Este es el punto que entendemos por crucial para poder dar vuelta definitivamente la página como Nación, sin medias verdades, sin mitos y sin chivos expiatorios.

Quienes estas líneas suscriben, combatientes en el frente de un lado y del otro, hemos sufrido en carne propia la crueldad de la guerra más que todos (la violencia en el cuerpo del enemigo lacera también el alma del buen soldado) y algunos la han sufrido más que ninguno, sin que por ello se reclame condición de víctimas inocentes, sólo reivindicamos se nos reconozca recta intención; buena fe en el fin perseguido, nada más, pero nada menos.

Por esto no aceptamos que ninguna caterva de mal intencionados e hipócritas se declaren inocentes de toda culpa y nos acusen de ser la fuente de todos los males.

Freud pensaba, en sus disquisiciones sobre la guerra, que ella es una acto cultural que pone la agresión humana al servicio de esa cultura, canalizándola hacia lo permitido.

De ahí deduce que la guerra es siempre destructiva porque excluye la inhibición cultural de matar, exime al combatiente de reprimir su pulsión de agresión, es más, las convenciones le reconocen al soldado el derecho de matar.

Pero como acto cultural, la participación no se limita al soldado, sino que recorre una amplia gama que puede ir desde una grave perversión hasta el simple consentimiento “esa forma atenuada de inhumanidad que se caracteriza en parte por un deseo egoísta y pusilánime de autoconservación…”. Es la pretendida manifestación de ser “ajeno a la cultura” de la guerra; sin considerar que incluso las formas inofensivas del consentimiento (como no discutir y seguir la corriente) son afirmaciones del sistema de injusticia. Para sobreponerse a la cultura y comprender los hechos, para que nada semejante vuelva a ocurrir jamás, hay que desenmascarar estas formas “inofensivas” de participación: “sobreponerse a la culpa no puede significar sino mirar de frente la verdad; admitir los hechos sin desestimarlos; reconocer la participación, aunque no hubiese consistido sino en la forma más inofensiva”.

Esta y no la del avestruz parece ser la actitud correcta para escribir y sobre todo superar la página cultural de la guerra entre orientales, si el deseo es la paz duradera y el crecimiento espiritual de la comunidad.

Reflexionemos también acerca de la participación de los otros países de un lado y del otro, con honestidad y rechacemos su manipulación, a la vez que unámonos para denunciarlos como los más grandes violadores de los derechos humanos en este siglo.

Revisemos también con mucho detenimiento y profundidad cuánta es la verdad que dicen las ideologías respecto del hombre y su naturaleza social y política, y cuál es el real alcance de sus aportes en orden a satisfacer sus esperanzas.

Ahora es el tiempo nuevo de retomar con sabiduría, prudencia y sobre todo sin demagogia, la crítica del liberalismo, buscando discernir qué podemos esperar de él y cuál es el mejor camino posible que conduce al destino de los orientales.

Nosotros como combatientes comprometidos con el futuro de la Patria, estaremos vigilantes ante eventuales aviesas maniobras, destinadas a provocar enfrentamientos artificiales que generen desestabilización en la vida institucional, sea cual fuere él, o los partidos de gobierno.

Hermanados en el verdadero Proyecto Artiguista, anhelamos de todo corazón el mejor de los futuros posibles sobre esta bendita tierra para todos los orientale. Los militares, por no poder signar, facultan a los abajo firmantes a hacerlo también en su nombre”.

Lunes 13 de mayo de 1996
Los "tenientes de Artigas"

Una logia militar uruguaya apoyó al golpista Oviedo


Frustración. El ex jefe del ejército paraguayo, general Lino Oviedo. Su intento golpista fue festejado en el Uruguay.


MONTEVIDEO (Reuter). Oficiales del ejército del Uruguay habrían festejado en abril la finalmente frustrada intentona golpista del ex jefe del ejército paraguayo, general Lino Oviedo, según informó la prensa uruguaya.

El inútil festejo habría sido organizado por la logia "Tenientes de Artigas", uno de los varios grupos clandestinos que estarían operando a la sombra en las instituciones militares uruguayas. Según informó el diario de ese país La República, en la noche del 22 de abril, en plena revuelta de Lino Oviedo contra el presidente del Paraguay, Juan Carlos Wasmosy, los oficiales de dicha logia habrían brindado a la salud del hoy depuesto jefe del ejército del Paraguay.

El diario uruguayo, que cita a fuentes castrenses, dijo que la reunión de los miembros de los "Tenientes de Artigas" se realizó en un club de oficiales de Montevideo, desde donde se siguió atentamente la evolución de la crisis paraguaya.

Al margen de las FF.AA.

En el Uruguay hay varias logias militares en actividad, con estructuras propias y que operan al margen de las normas institucionales de las Fuerzas Armadas.

Además de la "Tenientes de Artigas" "que está considerada la de mayor antig"uedad, fuerza y cohesión", conviven el grupo conocido como "Logia del Chucrut", fundada por el ex presidente de facto Gregorio Alvarez y acusada de ser siempre oficialista, aún en los períodos democráticos, por la de Artigas; y, por último, la "Logia de la Rodosca", denominada así en homenaje al escritor uruguayo José Enrique Rodó.

Entre los atentados que protagonizaron los miembros de "Tenientes de Artigas" figura la bomba que explotó en las puertas del estudio jurídico del presidente Julio María Sanguinetti, a principio de los años noventa y a poco de culminar su primer mandato.

La existencia de esta logia dentro del ejército uruguayo se confirmó en enero de este año con las declaraciones del ex guerrillero tupamaro Eleuterio Fernández Huidobro, quien reveló que mantuvo al menos una reunión con tres oficiales de la "Tenientes de Artigas". Huidobro no sólo puso al descubierto la composición de las logias "militares retirados y mandos medios activos de orientación ultraderechista vinculados con el pasado régimen de facto uruguayo", sino que desnudó las internas militares del Uruguay.

25.04.2011

Zabalza, Huidobro y el pacto con militares
Los que pagan el pacto
Luego que militares dieran a conocer el texto de un presunto pacto con tupamaros, Jorge Zabalza consideró que se trata de un operativo para perjudicar a José Mujica y Fernández Huidobro, pero reconoció su existencia. "¿Cuántos habrían votado a Mujica de saber de este pacto?", dijo.

Este lunes, militares revelaron al diario El Observador el texto de un supuesto pacto inconcluso realizado con el Movimiento de Liberación Nacional en 1998.

En el medio de la polémica por la aprobación del proyecto interpretativo de la Ley de Caducidad, integrantes de la logia Tenientes de Artigas, dolidos por el curso parlamentario que tuvo la ley, le facilitaron a dicho matutino la redacción de este presunto pacto que pretendía sellar el tema de los derechos humanos.

Según este texto, escrito por los propios militares en 1998, los desaparecidos fueron consecuencia de "una guerra" que existió en el país y por la cual se pìde a la sociedad que asuma su parte de responsabilidad en ella.

Dicho pacto no llegó a concretarse pero sentó las bases filosóficas para cerrar un acuerdo que sellara las heridas del pasado.

Según la crónica de El Observador, los tupamaros mantuvieron los contactos con militares al margen de sus compañeros frenteamplistas, de igual modo que la logia Tenientes de Artigas no solicitó autorización a los altos mandos.

Varias de las reuniones realizadas entre ambos grupos se celebraron en la chacra del hoy presidente José Mujica, consigna el matutino.

Palabras de Zabalza

En conversación con Radio Carve, Jorge Zabalza, ex militante del MLN, confirmó la existencia de este diálogo y el presunto pacto.

"Es un tema de vieja data. Provocó mi alejamiento del MLN, lo cual no quiere decir que yo haya dejado de ser tupamaro. Estas conversaciones comenzaron tras la muerte de Raúl Sendic, luego que triunfó el voto amarillo. Forman parte de una discusión muy grande dentro del MLN. Si Sendic estuviera vivo no se habría llegado a ningún tipo de acuerdo espurio, como se intentó hacer", afirmó Zabalza.

"Una de las razones por la cual nos oponíamos a estas conversaciones era que veíamos que era un operativo de inteligencia. Son oficiales de Inteligencia que usan su información para hacer política. Ellos manipulan a quienes están en contacto, los graban, los hacen firmar documentos y luego lo usan cuando consideran necesario, para desprestigiar. Se larga este lunes, un día antes de la interpelación de Rosadilla y Bonomi por el video, poco antes de la discusión en Cámara de Diputados sobre la ley interpretativa, y en antesala del 1º de mayo, al que Fernández Huidobro no va a ir porque va a sentir vergüenza", agregó.

Para Zabalza, esto es "para desacreditar a Eleuterio y a Mujica. Yo me fui fundamentalmente porque yo no estaba de acuerdo en enterrar la memoria de nuestros compañeros y declararlos muertos en combate cuando no era cierto, y empezar a hacer un nuevo futuro basado en acuerdos espurios, firmados entre gallos y medianoches. La gente debe saber qué es lo que está en juego. ¿Cuánta gente votó a Mujica y Huidobro, y que si hubiera sabido del acuerdo no los habría votado?".

"Yo hablo de esto hace tiempo, y siempre dicen que estoy loco, Y Fernández Huidobro dice que soy esquizofrénico y que cambie de tratamiento psiquiátrico, Esa es la locura que yo he tenido: oponerme a hacer acuerdos a espaldas de la gente, de la militancia. Acuerdos firmados quizá en calabozos", concluyó.




Vamo' a dejarnos de cosas...

Hoy de mañana temprano,un poco me entristecí al enterarme que no se había concretado una plausible iniciativa para poner punto final y dar vuelta la página en el desgastado tema de los famosos desaparecidos (que según el Goyo están todos en Suecia).-
Por lo visto,lo que impidió dar fin al acuerdo entre milicos y tupas fué la oposición de algunos compas radiquetas (que nunca faltan),porque hasta la masonería y el opus dei estaban de acuerdo.-
Yo le pediría a mis ex-jefes que cuando lleven adelante éste tipo de iniciativas me consulten,así no tengo que enterarme por la CARVE que reproduce una materia de ÚLTIMAS NOTICIAS, X que en éste caso la idea me parece excelente y la hubiese apoyado.-
Tenemos que dejar de tener los ojos en la nuca y no joder más con el pasado y los desaparecidos que están enterrados. Hay que mirar pa' adelante (como dice el Qky) y no darle más pelota a esas viejitas bochincheras que todos los 20 de mayo van a romper las bolas a 18 de julio.-
Amo la justicia, (no el aparato, que es un mero instrumento de clase) y soy un convencido que la responsabilidad por las desaparaciones hay que atribuirla a los propios desaparecidos, los que a causa de su fanatismo ideológico y falta de pragmatismo, se negaban a proporcionar la información solicitada irritando a los interrogadores/torturadores provocando que se les fuera la mano en el voltaje de la picana y que superaran los tiempos aconsejables de las apneas en el tacho.-
Compatriotas:tenemos que reconciliarnos,todo lo que pasó fué cosas de muchachos,debemos ser amplios y comprender que fué justicia de la historia que los dueños del país le concediesen ese 1/4 de hora de gloria a los milicos y que se ganaran unos garbancitos más a cambio que nos preservaran la estancia.-
Ahora por fin,volvemos a disfrutar de ésta democracia recuperada que nos brindaron Sanguinetti,Lacalle y Batlle y éste justiciero progresismo sin humo,alcohol o abortos del Uruguay Natural y productivo.-
Se acabó la lucha de clases,todo el mundo está feliz y conforme. Solo quedan los pobres que no quieren trabajar.-
Una vez más debemos mostrar al mundo el gran pueblo que somos (capaz de ganar 4 (cuatro) campeonatos del Mundo) así que yo lanzo la propuesta de irnos todos,tupas y milicos a la Pza. Independencia de Montevideo para darnos un abrazo con nuestros torturadores y carceleros y después irnos a comer un asado (a cargo de Gastos Generales).-
MAU-MAU

CARAS Y CARETAS PAG. 25 07 setiembre 2007

Histórico del 'tenientismo'

El fundador de los Tenientes de Artigas fue Mario Aguerrondo. Entre los miembros más importantes de este grupo de presión castrense figuraron Julio Tanco, Esteban Cristi, Eduardo Zubia, Julio César Vadora, Luis Vicente Queirolo, Boscán Hontou, Holmes Coitiño, Iván S. Paulos, Amaury Prantl, Julio César Rápela, Alberto Ballestrino, Abdón Raimúndez, Manuel J. Núñez y Hugo Arregui. Fueron iniciados en esta organización secreta oficiales que últimamente han tenido gran resonancia pública como Gilberto Vázquez y Ernesto Ramas (procesados en Uruguay por causas abiertas a raíz de violaciones a los derechos humanos); Tomás Casella y Wellington Sarli (se encuentran en Chile, encausados por la muerte del bioquímico Eugenio Berríos). Vadora, Queirolo y Hontou fueron comandantes del Ejército durante la dictadura. Cristi y Zubia tuvieron un rol gravitante en los sucesos que desembocaron en el aplastamiento de la democracia liberal, acaecido en 1973. El 3 de febrero de 1996 la revista "Tres" de Montevideo publicó por primera vez una lista con 136 presuntos miembros de los Tenientes de Artigas.



El Muerto y el Potrillo me enviaron el "documento" y de paso,me ahorré la güita y no tuve que comprar EL OBSERVADOR.-
Divino,me encantó;les pedí que si tenían más de esos me mandaran.-
El documento es de una profundidad y erudicción que impresiona.-
Ésta va a ser un poco breve,porque estoy con naúseas y ganas de vomitar,se vé que algo me cayó mal.-
El Tambero no cree que fueron los milicos que lo escribieron.Conciente de mi atrevimiento,discrepo con él, porque me pareció detectar que a todo lo largo , se carga un poco la romana pa' el lao' de los milicos.-
Como dije:en términos generales me encantó,aunque no estoy de acuerdo en un punto:que todos los "combatientes" cayeron por los mismos ideales,no se pueden igualar,X que unos eran rentados y los otros honorarios.-
Desconozco la posición de los demás compas,pero a mí me parece que deberiamos tratar de hacer firmar éste valioso documento teniendo en cuenta que fueron nuestros jefes que lo elaboraron y - sobretodo - visualizando los beneficios futuros que va a significar para la paz,la concordia y la prosperidad de la Patria ; que aunque a veces no la amemos en su totalidad TODOS los orientales amamos,consideramos y reverenciamos su Tesoro Nacional,los presupuestos y los cargos que nos dá.-
Uno de los puntos con que concuerdo es que si los gurisitos se ponen a acarrear municiones hay que darles máquina sin tener en cuenta la imputabilidad. Espero que Pedro esté de acuerdo también.-
Me conmovió la frase -un poco romántica- que ahora los desaparecidos han pasado a formar parte del humos de la Patria.-
Éste valioso "documento" me ha servido para reverdecer mi alicaido orgullo de ser oriental y ha renovado la confianza en los valores que iluminan a mis jefes en los que deposité mi destino hace 40 años.-
MAU-MAU



Las extrañas relaciones entre la izquierda y los militares
 El Espectador 28 abril 2006



Uruguay, 25 de abril de 2011

Zabalza: militares “largan cosas” cuando les conviene

El ex tupamaro dijo que los militares hacen trascender el documento de un pacto inconcluso entre tupamaros y militares en 1998 “un día antes de la interpelación a (los ministros) Rosadilla y a Bonomi”
El ex tupamaro Jorge Zabalza se refirió al documento revelado por militares que, según publica este lunes el diario El Observador, implica un pacto inconcluso con el Movimiento de Liberación Nacional (MLN).
El Observador informa que el escrito fue redactado en 1998 por ex guerrilleros e integrantes de la logia Tenientes de Artigas y que el mismo indica que las víctimas de la dictadura fueron la consecuencia de “una guerra”.
Para Zabalza, esto es producto de “conversaciones (que) comenzaron luego de la muerte de Raúl Sendic, luego de que triunfó el voto amarillo”, que apoyó la ley de Caducidad en el plebiscito de 1989. En declaraciones a radio Carve, agregó que esas conversaciones “forman parte de una discusión muy grande que hubo dentro del MLN” y que se tratan de “operativos de inteligencia”.
“Un operativo (es cuando) los oficiales de inteligencia que disponen de información y que la usan para hacer política. En ese sentido, ellos manipulan a quienes están en contacto, los graban, los hacen firmar documentos (y) los hacen redactar documentos”, dijo Zabalza, quien explicó además que “este documento (el revelado por El Observador) si se lee bien la letra (se nota que) no lo redactó ningún militar”.
Según el ex guerrillero, “luego lo emplean cuando lo consideran necesario para desprestigiar y para descalificar”.
Acerca de la revelación de este documento, Zabalza aseguró que “se larga este lunes, un día antes de la interpelación a Rosadilla y a Bonomi, donde seguramente le van a preguntar sobre todo esto; poco antes de que empiece la discusión en la Cámara de Diputados de la Ley Interpretativa (de la Ley de Caducidad), donde seguramente va a saltar todo esto y en la antesala del 1º de Mayo donde, seguramente, Fernández Huidobro no va a poder ir a la manifestación porque va a sentir vergüenza”.
Insistió en que se trata de “servicios de inteligencia que están haciendo política” y que ya “lo hicieron con el famoso video (con amenazas militares), que ahora va a ser objeto de esclarecimiento en el Senado”.
“Ellos (los militares) largan las cosas cuando lo consideran conveniente de acuerdo con los intereses de ellos”, recalcó Zabalza.
(Observa)

Ver además:

sábado 5 de enero de 2008


Tenientes de Artigas y MLN Tupamaros hacen manito por debajo de la mesa

 

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